sábado, 24 de marzo de 2012

25 de marzo: Día del niño por nacer

Sobre la personalidad de un "DEFENSOR DE LA VIDA"

Estamos convencidos de que somos más los que defendemos la vida. Hay muchos hombres y mujeres, niños y jóvenes que desde su lugar y condición pueden hacer mucho en la construcción de una cultura de la vida. Sólo falta que se sientan capaces de ello.

La Dra Jutta Burggraf, en el lV Congreso Internacional Provida, celebrado en Zaragoza en el año 2009 hizo alusión expresa a las características del" defensor de la vida". A continuación, un fragmento de su disertación:
"(...) En lo que sigue no me refiero a lo que digan los "defensores de la vida" a los grupos de presión o a algunos políticos. Tampoco me refiero a los panfletos que escriben, ni a las manifestaciones que organizan. Sólo quiero reflexionar con ustedes sobre nuestro comportamiento diario frente a personas concretas: personas que han abortado o quieren hacerlo, que han pedido la eutanasia o quieren hacerlo.
Algunos de los "defensores" están organizados en asociaciones, otros no. Ordinariamente, no hace falta pertenecer a un grupo para defender la vida, aunque muchas veces sea oportuno. Sin embargo, no debemos olvidar que la potencia de un grupo depende de la personalidad de cada uno de sus miembros. Por eso, es tan importante empezar por nosotros mismos, si queremos defender la vida con eficacia.
Algunas actitudades convenientes
Todos somos muy distintos los unos de los otros, y también las circunstancias en las que nos encontramos. Es bueno, además, que las diferentes personas tengamos diferentes maneras de actuar. Sin embargo, podemos destacar algunos rasgos comunes que, de un modo u otro, debería desarrollar cada "defensor"
1- Fortaleza: Hace falta una buena dosis de valentía y de fortaleza para trabajar a favor de la vida en nuestra era de las dictaduras ocultas o manifiestas.
Si estamos dispuestos a trabajar a favor de la vida, necesitamos un corazón libre y fuerte. Tenemos que llegar a ser cada vez más independientes de los juicios de los otros. Un auténtico "defensor" acepta serenamente ser tomado por loco. En realidad, es más sano que una persona considerada "normal" en razón de su buena adaptación en nuestra sociedad, porque no renuncia a su capacidad de pensar por cuenta propia, ni a su espontaneidad; sigue, a pesar de los obstáculos, su propia convicción, y se opone a todo lo que empequeñece al hombre, le masifica o cosifica, le manipula y engaña.
2-Humildad : El "defensor de la vida" está dispuesto a oponerse al mal en nuestro mundo. Por esta causa, vale la pena perder el prestigio social y gastar hasta las últimas energías.
Sin embargo, tenemos que reconocer que todos somos débiles y podemos cansarnos. Todos participamos en el mal, todos estamos profunda y personalmente involucrados en los acontecimientos de nuestro mundo. Si aceptamos humildemente este hecho y miramos al centro más íntimo de nuestro ser, podemos mejorar, al menos, una pequeña porción de la sociedad, de la que formamos parte. Y entonces, podemos ver, con ojos más limpios, que aparte de todos los errores, hay mucho bueno y bello en los demás.
Sólo cuando luchamos por ser sinceramente humildes, existe la posibilidad de que otra persona nos abra su corazón.
3-Saber escuchar: Una de las consecuencias inmediatas de la humildad es la capacidad de acoger y escuchar al otro. A veces, se necesita mucho carácter y dominio de sí mismo para no exasperarse inmediatamente. Sin embargo, el enojo y los reproches son inútiles porque ponen a la otra persona a la defensiva y, por lo común, hacen que trate de justificarse. Herir al otro con críticas punzantes, no sólo no corrige, sino que agrava la situación.
Si nos vemos en desacuerdo con la persona que habla, no la interrumpamos. Ella no nos prestará atención, mientras tenga todavía una cantidad de ideas y vivencias propias que reclaman expresión. Lo primero no es dar consejos, sino estar al lado del otro. Tenemos que escuchar, tranquilamente, hasta el final. La palabra que se queda dentro de un persona puede ser decisiva.
4- Comprensión: Recuerdo a una adolescente desesperada que se había quedado embarazada y sufría fuertes presiones para abortar. Durante varias semanas, había buscado ayuda, pero no sabía a quién dirigirse. Cuando hablé con ella, le pregunté por qué no había dicho nada a su amiga que colaboraba fervorosamente en una asociación pro vida. "Imposible, me respondió. No puedo hablar con ella sobre estos temas. Sería un escándalo para ella, nuestra amistad acabaría". Pero, cuando alguien ha caído en las profundidades del dolor, ¿no es precisamente el amigo, la amiga, quien debe luchar por él y con él? "Sé solidario con los otros, sobre todo cuando sean culpables" reza un proverbio francés.
En un momento de desaliento, de fracaso, de angustia, es tremendamente importante encontrar a una persona que comprenda, que no pelee, que no clasifique fríamente, sino que esa capa
z de compartir los sentimientos, tantas veces contradictorios, que se encuentran en el corazón humano.
Nota final
El amor a la vida se expresa, muchas veces, en la valentía, en la fortaleza y en la justicia. Y se muestra, al mismo tiempo, en la humildad, en la escucha y en la compasión. Siempre defiende la verdad y, en el mejor de los casos, llega a construir una auténtica amistad. Queremos dar la vida a todos, tanto a los que están en peligro material de perderla, como a los que están en peligro espiritual de robarla.
Por esto, hemos puesto nuestra mirada en las víctimas quizá todavía más destrozadas que los niños que no nacerán, o los ancianos que mueren antes de tiempo. Queremos dar vida también a los responsables del aborto y de la eutanasia. Queremos ofrecerles nuestra ayuda para salir de su erro y revisar sus actitudes. Si un defensor se acostumbra a descubrir el núcleo bueno de todos los hombres, y a realizar un encuentro con quien ha actuado mal, entonces aumentará incluso su propia vida. En en trato sincero con los demás crece su vitalidad. Se le ocurren más ideas, relucen más valores. El "defensor" se hace, sobre todo, cada vez más capaz de amar, más apto para orientar. Adquirirá. en medio de un mundo caótico, sabiduría para comprender, paciencia para luchar, y una alegría inexpresable, que es fruto del empeño de conducir a otros desde la oscuridad a la luz. Su estilo de vida se resume en el famoso lema de Antonio Machado: "Pensar alto, sentir hondo, hablar claro"

Jutta Burggraf es profesora de Teología Dogmática y de Ecumenismo en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
Extracto de su Conferencia, pronunciada el 6 de noviembre de 2009, en Zaragoza, España.

Comparto con ustedes esta hermosa canción, vale la pena escucharla, pensarla, sentirla!!!